ES UN BUEN TIPO MI VIEJO


Esta canción de 1969 interpretada por el Italo-Argentino-Colombiano Piero, ha representado para mí, desde mi infancia, la canción tradicional para escuchar y dedicar durante el día del Padre. Siempre la sentí así, como un Himno para ese día tan especial, y no recuerdo haberle hecho mucho caso a la letra, ya que me parecía una canción muy melancólica… hasta que me senté a escribir este homenaje a los padres, y me llevó a entender que, aunque para mí, Rubén Gonzalo sigue siendo mi Papá y no mi Viejo, el paso inexorable de los años ha hecho que se parezca mucho al padre descrito en la canción… además, y sin ir muy lejos, cada año que pasa yo mismo me veo así; aunque por dentro me sienta como el protagonista de la película “El extraño caso de Benjamín Button”, es decir, cada vez más joven de espíritu; el mismo espíritu lleno de energía que me ha llevado a escribir este blog durante el último año, y que me hace dedicar este capítulo a los padres, ante la proximidad de su día.´

Por supuesto, tengo que comenzar con mi Padre amado, mi héroe, mi ejemplo a seguir en muchos aspectos de la vida; en pocas palabras, El “Tipo”. Siempre he considerado que no heredé muchos aspectos físicos de Papá, ya que en mi fenotipo destacó el “negro” dominante de mi abuela materna; y Papá es todo lo contrario; sería la representación de un indio caquetío, si éstos existieran en esta época. De su físico heredé la “cabezota” y sus “canillas” (se dice de la parte inferior de la pierna, cuando es muy delgada); tengo esos rasgos tan acentuados con el paso de los años, que mi esposa me dice, cada vez con más frecuencia, que le parece estar al lado de su querido suegro… pero también heredé de Papá su inteligencia, su gusto casi adictivo por la lectura, su carácter apacible con cierto grado de timidez e introspección… así como algunos episodios ocasionales  de “malcriadez”, la cual se asoma de forma inoportuna en muchos casos, y que finaliza con una conducta  típica de mi familia Gil…  una “lloradita”, con un toque de arrepentimiento. Aunque lo de llorar, se me da con mucha facilidad… incluso escribiendo estas líneas, se me saltaron varias lágrimas.

El tener la cabeza voluminosa es un rasgo distintivo de muchas familias Paraguaneras (de donde es oriunda mi familia paterna). Eso me recuerda uno de los “chistes” clásicos de Papá; aquel en el que estaba con un amigo en su auto esperando que cambiara la luz del semáforo, y un par de niños que estaban pidiendo dinero le tocaron la ventana del auto para que bajara el cristal; el amigo que lo acompañaba se compadeció de los niños y le dijo a mi Papá que abriera la ventana para darle algo. Apenas Papá bajó el vidrio, uno de los niños le dijo al otro: ¡viste, que el vidrio no era de aumento, el señor es cabezón!… jajaja. Aunque ese “atributo” también le salvó la vida en una oportunidad. Estaba mi papá estacionado en las cercanías del Centro Comercial Galerías, en la Avenida La Limpia de Maracaibo, esperando a mi mamá que estaba en un negocio cercano, cuando dos atracadores que habían asaltado una joyería en el Centro Comercial se acercaron al carro de papá para quitárselo y huir en él. Papá estaba absorto escuchando música, cuándo uno de los delincuentes golpeó el vidrio con la pistola para que Papá quitara los seguros de las puertas; él de los nervios, no supo como reaccionar, y el atracador le apuntó a la cabeza y le disparó… afortunadamente y gracias a Dios, falló el tiro, y huyó corriendo al ver que no logró su objetivo.  Papá quedó desorientado y aturdido por el disparo, pero no sufrió algún otro daño, aunque, una vez superado el susto, decía que el ladrón no pensó que alguien pudiera ser tan cabezón, y falló al calcular la trayectoria del disparo… ¡ah mundo!.

La mayoría de las personas que lo conocen, consideran a Papá un hombre callado, de pocas palabras; aunque él aclara que lo que pasa es que Mamá habla mucho (además de muy rápido y sin respirar) y que no le da una “palomita” para hablar… eso sí, cuando estamos reunidos en familia siempre suelta una frase o una expresión que nos hace reír mucho… Como le decimos: no habla, pero cuando lo hace “suelta la piedra, y la suelta duro”.

De Papá aprendí el gusto por el trabajo y la importancia de la responsabilidad en el mismo. Siempre he pensado que los hijos de los trabajadores de la industria petrolera venezolana durante los años dorados de ésta, resultaron ser buenos trabajadores, ya que modelaron a sus padres en el aspecto laboral. Recuerdo que Papá recibió la orden de Mérito al Trabajo de manos del presidente Pérez durante el segundo mandato de éste. Como cosa curiosa, en ese mismo acto también recibió la orden, una prima de Papá nacida en el mismo caserío de donde es oriundo Papá: San Antonio (Península de Paraguaná). Y siempre me pregunté: ¿qué probabilidad existía de que dos personas de un poblado, que a lo sumo  llegaba a unos cientos de habitantes, obtuvieran tan distinguido galardón el mismo día? Creo que ninguna, pero bueno, así sucedió.

También aprendí con Papá, como lo expresé en otro artículo, lo importante de conocer nuestro país, sus regiones, las bellezas naturales y la gente que lo habita, así como sus tradiciones y su música. Papá aprovechó sus vacaciones laborales y nos paseó por gran parte de Venezuela; y en la casa, cuando parrandeaba con sus queridos compadres, nos paseó por el variado repertorio musical venezolano. Recuerdo muchas canciones que interpretaba acompañado por su cuatro y que aprendió a través de los “libritos” de Oscar Delepiani; pero escribiendo esto, se me vino a la mente una canción en particular de la cuál conocí sus dos versiones por Papá, (la segunda de ellas es poco conocida): “Como llora una estrella” … la versión tradicional que comienza con “Recuerdos de un ayer” ... y su alter ego: “Estrella de la noche equinoccial…”.



Papá también ha sentido una gran admiración por Ali Primera y su música, por aquello que fueron contemporáneos y paisanos, pero no puede negar su gusto muy  particular por la música del Pichón: Gualberto Ibarreto; es un show verlo cuando canta “Presagio”, imita hasta el sonido de la especie de “sobremarcha” que hace Gualberto en parte de sus canciones… algo así como un Mmmmjummm., pero salido desde el abdomen… jejeje.

Con Papá también aprendí a apreciar algunos platos falconianos: el selce (plato elaborado con la cabeza del cerdo), el escabeche de pescado, la chanfaina (plato elaborado con las vísceras del chivo), la asadura, la sangre o morcilla; pero el plato que más recuerdo los domingos en la mañana era la sopa de leche: un plato hondo relleno de leche pasteurizada en el cual desmenuzaba una o dos arepas: era su “corn flakes”… jejeje.  Papá trabajó muchos años en el Complejo Petroquímico El Tablazo, en la costa oriental del lago de Maracaibo, y allí solía almorzar; por lo que el fin de semana era el momento que aprovechaba para comer en casa. Los domingos, además de desayunar con nosotros, Papá tenía un rito particular, del cual yo me adueñé una vez que formé mi propia familia: la lectura dominical de al menos dos diarios;  siempre tenía que leer un diario regional, por ejemplo el diario Panorama, y uno de alcance nacional, que solía ser El Nacional. Los diarios de alcance nacional solían llegar en cantidades limitadas a las librerías o kioscos cercanos a la casa, por lo que levantarse tarde el domingo podía significar peregrinar por media ciudad para conseguir un ejemplar. Por supuesto la lectura era en orden, primero el diario local, luego el diario nacional, posteriormente los suplementos de comiquitas y por último las revistas dominicales que venían insertadas en esos diarios. Nadie tocaba el periódico o la revista hasta después que Papá lo leyera, después de él me tocaba a mí, por ser el mayor (Mamá no le daba mayor importancia a los diarios)… y  eso mismo pasaba en mi casa: los diarios eran intocables hasta que yo los leyera;  y créanme que en  más de una oportunidad manejé varios kilómetros hasta conseguir mi ansiado par de diarios. Mañosos, padre e hijo… jejeje.

De Papá también heredé, la pasión que recientemente encontré y que hace posible que me estés leyendo en este momento: escribir. Papá tiene una serie de décimas y versos con un estilo muy jocoso; en cualquier momento lo ayudaré a publicarlos.

Lo de la malcriadez a la que hice mención nos sucede a ambos en algunas ocasiones, pero la que recuerdo de Papá con mayor intensidad fue el día de mi matrimonio civil… estábamos acomodando las sillas y las mesas en el patio de la casa para el brindis posterior a la ceremonia y Papá estaba algo “enratonado” del día anterior;  cuando le pedí que me prestara su auto para ir a buscar los anillos del matrimonio antes de que cerraran la joyería, me soltó un sonoro NO, sin ningún motivo o razón… menos mal que mis familiares de Caracas estaban allí para la celebración y mi tío me dijo que usara su auto. Yo de la rabia, salí  “literalmente” en dos ruedas rumbo a la joyería… mi querida prima Lilo (quien desapareció en extrañas circunstancias hace más de 21 años) me acompañó en ese momento, y recuerdo que me dijo muy asombrada, emocionada y con su voz ronca: ¡ Yo no sabía que este carro hiciera esto, a mi papá no le suenan así los neumáticos!; imagínense la acelerada y el rechinar de cauchos cuando salimos… mi tío me cuenta que después le pregunto a Papá que porque ese comportó así y él le respondió: ¿por qué lo voy a  ayudar? él no me ayudó en mi matrimonio (refiriéndose a mí)… como diría el gran cómico Joselo: ¡parece loco!… jajaja.


Otro momento del cuál guardo recuerdos, pero en este caso por la ansiedad que me generó, fue cuando le dije a Papá que yo fumaba. Aunque lo hacía de forma ocasional y a escondidas desde finales del Bachillerato, nunca había fumado delante de él, por respeto. La ocasión se presentó finalizando unas vacaciones de verano y debía viajar de regreso a la Isla de Margarita para comenzar otro semestre en el Tecnológico donde estudiaba. Nos encontrábamos en Punto Fijo y desde allí iba a volar al día siguiente a la Isla. Esa noche Papá me invitó a tomarnos unos tragos en un sitio nocturno donde se presentaría un cantante y bolerista de su época: Tulio Ramón Guariato, de la agrupación local “El Dasaguararé”.

Disfrutamos bastante escuchando boleros de los años 60 y 70, y me explicaba que el nombre del grupo donde tocó Tulio era un nombre compuesto por las iniciales de sus integrantes: DAniel, SAmuel, GUAriato,RAmón y REné. Mientras conversábamos animadamente en compañía de unos “Wisconsin” (tragos de escocés), no podía dejar de pensar en las ganas de fumar que me daban cada vez que Papá encendía un cigarrillo... hasta que llegó el momento en que él fue al baño y yo aproveché para encender uno; cuando regresó se quedó observándome y me dijo: ah, ¿ya fumas?… y eso fue todo lo que me dijo. Creo que perdí como tres años de mi vida por la ansiedad que ese momento me causó.

Por supuesto, de Papá, al igual que de Mamá, tengo un sinfín de anécdotas, que iré desarrollando en capítulos posteriores. Sin embargo, para no hacer este artículo muy largo, pasaré a hacer mención de los Padres de mis padres: mis queridos abuelos.


A mi abuelo materno, León, no lo conocí ya que falleció cuando Mamá aún era una niña. Pero por mis tíos mayores supe que fue un polifacético y ocurrente Señor. Tenía tal cantidad de dichos que uno de mis tíos, cada vez que menciona uno de estos dichos, utiliza la introducción: “mi Papá, que era filósofo, siempre decía…” Por lo que escuché, abuelo tuvo una gran variedad de trabajos: fue pescador, encargado de una sala de cine, comisario en un juzgado, entre otros. También estuvo detenido en el Castillo de Puerto Cabello en la época Gomecista por “averiguaciones”. Resulta que trabajaba con su suegro en un barco, pero se rumoraba que éste no lo quería para su hija (la mamá de mi difunta tía materna mayor) porque era marinero. Cuentan mis tíos que en un viaje de regreso a Puerto Cabello en el cuál venían ellos dos solos, el suegro se cayó por la borda, perdiendo la vida. Por supuesto las sospechas recayeron sobre mi abuelo, y por eso estuvo detenido; pero posteriormente fue liberado ya que no se le comprobó nada. Mi primo mayor, solía decirle a mi tía, “tu papá empujo a su suegro para quedarse con la hija”… nunca se sabrá la verdad, solo cuentan que días después capturaron un gran tiburón en las cercanías y en su interior estaban los restos de una pierna que aparentemente pertenecían al suegro de mi abuelo. Así son las cosas…

Pero a mí me gusta más la historia referente a su enfermedad, y como él y mi abuela se las ingeniaban para intimar. Me cuenta Mamá que, producto de la tuberculosis que padeció por años, abuelo dormía separado de la familia por miedo a contagiarlos. Aunque solía toser mucho, en ocasiones la tos tenía una entonación particular.. recuerda Mamá que abuela solía decir ante esa tos particular: ¿me llamaste León?... e iba y se acostaba a su lado… tremenda estrategia la que usaban los abuelos, definitivamente sus descendientes somos unos “muchachos de pecho”.



Mi abuelo paterno por su parte fue un comerciante nato… y un excelente cocinero. Por muchos años se encargó de la administración y de la cocina de algunos bares de Caja de Agua, la zona de Punto Fijo donde vivía; el nombre de “Monche” Gil era muy conocido en la zona. Pero su negocio más duradero fue “Tostadas El Indio”, un pequeño local ubicado en las afueras de un famoso bar de la zona, donde se hizo famoso por las arepas tipo “tumbarancho”, al mejor estilo maracucho, que ofrecía a los comensales. También fue famoso su Chivo al Talkari, y sus parrillas, las cuales competían con Pascual, otro famoso parrillero de esa época, que tenía su negocio en Cujicana, otra zona de Punto Fijo.

Abuelo fue un hombre alto y recio, bastante serio, pero siempre recordado entre nosotros por una frase que hizo famosa una de sus primas, muy querida por nosotros los nietos por lo cariñosa que era con todos... cuando hablábamos de abuelo ella decía: ¿Monchito? Monchito no era feo. Por eso cuando entre los primos Gil nos referimos a la elegancia (o a la falta de ésta) de alguien, usamos con cariño (o sarcasmo) esa famosa frase.

También tengo que mencionar a mi querido suegro, mi padre político, quien me manifestó en todo momento, su respeto y admiración. Compartimos dos cosas en común: la pasión por las ventas, y el amor por su hija, mi esposa Yvonne. El suegro fue por muchos años un vendedor estrella de la firma General Motors en Venezuela; logro obtener múltiples galardones y cultivó muchas amistades en el negocio de la venta de automóviles y camiones… y con mi esposa, a pesar del gran amor que sintió por sus 8 hijas, tuvo una conexión muy especial; creo que él veía en mi esposa, por su carácter y por “lo echada pa´ lante”, al varoncito que nunca tuvo (ojo, es “tremenda” mujer, por si acaso, jejeje). Después del fallecimiento de mi suegra, pasó sus últimos años pendiente de sus 8 flores, como él las llamaba; todos los viernes, cuando nos reuníamos en su casa, él solía esperarlas “emperifollado” y perfumado, y las recibía con muchos piropos…

Y por supuesto tengo que mencionar su gran pasión: su admiración por Argentina, país que conoció varias veces ya que uno de sus hermanos vivió allá; y donde desarrolló su gusto por los tangos. Cuando falleció, lo enterraron con su gorra de Argentina… y recuerdo con una sonrisa, que siempre nos quería meter el embuste de que la última vez que fue a Argentina vio jugando a Maradona cuando éste aún era un niño… lo llamaba “El compadre Maradona”

Y por supuesto, para finalizar, me tocaría describirme como Padre; aunque no es lo correcto, soy quien escribe este artículo y no tengo más remedio que hacerlo. Afortunadamente Dios me dio la oportunidad que no tienen muchos, de hacer unas “pasantías” como padre, antes de tener a las morochas: me dio a un hijo, Kiki (Manotas), hijo del primer matrimonio de mi esposa, y quien me brindó la oportunidad de mostrar mi amor de padre por primera vez. Aunque en la primera de cambios más bien solíamos “chocar” en algunas ocasiones, ya que, tontamente, nos disputábamos el amor de la misma mujer; solo que él tenía 8 años y yo era un adulto… jejeje. Mi esposa tuvo que lidiar por un tiempo con “dos niños”, hasta que un día hizo lo que una buena maestra de antes haría: después de una discusión trivial, para variar, nos encerró a Kiki y a mí en una habitación y nos sentenció: hasta que no decidan llevar la fiesta en paz, no salen de aquí… y Santo Remedio, todo empezó a fluir entre nosotros dos… tanto así, que hasta el sol de hoy ella suele sentir celos en ocasiones por la forma en que nos tratamos, nos hablamos y nos “secreteamos”… jajaja. 

Por supuesto, cuando nacieron las morochas (gemelas) Rosie y Rubiv, el mundo me cambió; aunque lo primero que experimenté fue un gran temor por el susto que me llevé con ellas y con Yvonne: una semana antes de cumplir 8 meses de gestación, mi esposa tuvo preeclampsia, por lo que tuvieron que realizarle una cesárea de emergencia, naciendo las morochas de forma prematura, lo que ameritó que estuvieran internadas por varios días en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátrica. Pero apenas tuve la oportunidad de tenerlas en mis brazos, sentí que lo más importante de mi vida serían ese par de criaturitas que juntas cabían en una almohada. Por supuesto, todo “buen” papá de niñas conoce lo especial de esa relación; te sientes el ser más consentido del mundo, y sientes que, aunque crezcan, se casen y tengan hijos, siempre serán tus “chiquitas”. ´´

Tengo muchas anécdotas como padre, pero pasarías días leyendo, sólo voy a compartir que cuando ellas eran apenas unas bebés, yo comenzaba mi experiencia en la venta de seguros de salud y de vida; mi esposa trabajaba en las mañanas en un colegio por lo que yo coordinaba con mis clientes para reunirnos en las tardes... de allí qué, cuando mi esposa llegaba de trabajar, ya las niñas estaban bañadas, vestidas y bien alimentadas con la sopita que les preparaba. Pero recuerdo que sufría mucho para peinarlas; siempre he sido muy tosco con las manos (a todas las personas que me conocen les digo que en preescolar reprobé plastilina 1, jajaja), por lo que mi esposa me explicó “n” cantidad de veces, como hacerles una “colita” arriba: primero debía peinarlas, luego recogerles el cabello con una mano y con la otra colocarles una liga o un lazo. Pero yo me las ingenié con un estilo, que en años reciente se hizo viral en un video: les agarraba el cabello, y las ponía a dar vueltas sobre su eje… en ese momento, y después que tenían una cola firme, les colocaba la liga o el lazo (ver el video adjunto, del usurpador).


Por último, comparto contigo una reflexión que escuché hace varios años, de un fraile en la basílica de Nuestra Señora de Coromoto… estábamos mi esposa y yo contemplando el hermoso paisaje desde un mirador en lo alto de la iglesia y entablamos conversación con este religioso. Al hablar acerca de nuestros hijos (todo padre orgulloso suele rayar en lo fastidioso hablando de sus hijos) el fraile nos recordó la parábola de la Biblia acerca de los talentos (exactamente en la Biblia se habla de una medida en plata que equivalía en el Antiguo Testamento a 34 kg de plata, y en el Nuevo Testamento,  a 6000 dracmas o 21.6 kilos de plata, pero coincide con la palabra que es sinónimo de “dones”), en la cual un hombre le entregó a 3 de sus siervos, cierta cantidad de talentos para que los administraran en su ausencia. Y nos dijo estas palabras: cuando Dios les pregunte que hicieron con los talentos que les dio (nuestros hijos) podrán decirle con orgullo que los criaron con principios y valores, e hicieron de ellos, hombres y mujeres de bien… “Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más… (Mateo 25:29).

Feliz día a los Padres que aceptaron esa gran responsabilidad que son los hijos y cumplieron o cumplen de la mejor manera la misión encomendada. Bendiciones.

PD: ¿Sabías que la canción más famosa dedicada a los padres es la Quinta sinfonía de Beethoven? …  esa que dice: “Parapapáaaaa…

 

 

Ruben G. Gil Medina

Franklin

16 de Junio de 2023

 





Comentarios

  1. Hermoso como siempre mi amor🥰 …
    Solo que en este blog como en el anterior, lloré con sentimientos encontrados; tener una madre y un padre ÍNTEGROS como algunos tenemos esa bendición, es lo más gratificante y agradecido que se está con Dios, pero que ya se han ido de este mundo, duele y sin duda que no se recupera de ese sentimiento cuando tus recuerdos por ellos, solo llenan el corazón de amor… como los extraño: Papi y Mami, descansen en Paz con Dios🙏🏽❤️❤️

    ResponderEliminar
  2. Awwwwww que bello, también es mi papá ese Rubencho, que decir como papá abuelo para mis hijos, grande mi viejo...y tu mi hermano eres otro gran papá y tío papá, igual que el Rene Gerardo... gracias por tanto feliz día papachongos de mi vida

    ResponderEliminar
  3. Grande mi padre.. mi Rubencho querido, el papá abuelo de mis hijos, ogualnque ustedes mis hermanos, gracias por tanto y por tremendos papachongos..los amo

    ResponderEliminar
  4. EXCELENTE MI HERMANO QUETIDO. 20 PTS

    ResponderEliminar
  5. Siempre leo tus escritos coincidimos en muchas cosas, tuvimos la oportunidad de ser compañeros de trabajo, realmente entendemos y amamos a nuestros padres cuando llegamosa ser padres tambien

    ResponderEliminar
  6. Coño mi estimado, cada día te superas más poniendo en blanco y negro lo que tu brillante mente te presenta. Hablar de los padres, de los hijos y de uno mismo, como dices a veces es medio odioso y para algunos hasta pedante, pero que se joroben; a esos se les aplica ese verso de los Hechos de los Apóstoles que nosotros "escribimos" una vez (Hechos 13-51) y solucionado el asunto. Como buen crítico, solo te voy a reclamar de buena manera y sin alcohol, que te faltó la canción de un Maracucho, Argentino, Colombiano, Dominicano y no se cuantas nacionalidades más tiene, el cantante de la Terraza Pampero y de Piano Blanco, nuestro pana Ricardo Montaner (cuando Ricardo lea esto te va a joder, vos sabéis como es él y como se pone cuando se rasca), quien también tiene una hermosa canción sobre los padres. Aquí te la dejo.

    https://www.youtube.com/watch?v=o_5796DNJZk&list=TLPQMjUwNjIwMjNBk3klaWRgNg&index=2

    Por cierto, de ahora en adelante me pedís la bendición. No porque sea más viejo que vos, si no por LEÓN.

    Un fuerte abrazo hermano mío.

    ResponderEliminar
  7. Mi querido Ruben , excelente como siempre . No me cabe la menor duda de que te estás mejorando con el tiempo …….. muchas bendiciones para ti y toda la familia

    ResponderEliminar
  8. Tito me dejastes llorando a moco tendido con todos los sentimientos encontrados la tristeza por madres y padres que no están los recuerdos de tu matrimonio con lilo contigo mi época de mayor felicidad con mi bella familia unida estoy hecha un lío de emociones todo se vino a mi.mente eres bueno tito me has llegado al corazón y te envío mis gracias y millones
    de bendiciones que Dios te siga guiando en este bonito camino eres un excelente hijo padre esposo hermano nieto sobrino y un gran escritor

    ResponderEliminar
  9. que hermoso homenaje , te felicito por ser un padre ejemplar

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

DE LA TORRE DE BABEL… AL SPANGLISH DEL EMIGRANTE

De Rockero a Explorador...

De golpe en golpe hasta la Revolución de Chelique