SON CON LA RADIO… ON THE RADIO
”Escúchalo... enciéndelo...
sácale la antena… sintonízalo…” así dice la introducción al montuno del tema de
1986 de Guaco: La Radio, de su producción Tercera Etapa, álbum que marcó un nuevo
ciclo de la banda, esta vez sin la
participación del Maestro Ricardo Hernández. Y seleccioné esta canción ya que me
sirve de preludio al tema de este artículo, por lo que aprovecho antes de entrar
en materia, para destacar la diferencia entre EL radio y LA Radio… el radio es
el receptor, el aparato donde escuchamos las ondas “persianas” (como diría El
Chunior, el personaje interpretado por el genial Emilio Lovera), y la radio es
toda la infraestructura que trabaja para crear contenidos y generar una señal.
Mis primeros recuerdos
con la radio se remontan a mi infancia en Paraguaná, en los años 60, donde la
radio ocupaba el puesto de honor entre los medios de comunicación. Las novelas
y programas recreativos, pero sobre todo los noticieros, eran parte del día a
día en la mayoría de los hogares de la época. Ondas del Caribe y Radio Punto
Fijo eran las abanderadas… estas dos emisoras formaban parte de dos de las
principales cadenas de ese momento: Cadena Radiofónica Nacional (CRN, después
llamada Radio Cadena Mundial) y Circuito Nacional Radio Rumbos,
respectivamente.
En esas emisoras,
cuando visitaba o me quedaba en casa de mis abuelas, oí por primera vez
radionovelas como Martin Valiente, el ahijado de la muerte; El derecho de nacer
con Albertico Limonta, Tamakun el vengador errante; programas cómicos como Julián
y Chuchín, dos vivianes de postín; y por supuesto los noticieros con el particular
sonido de un xilófono como introducción a cada noticia. También cuando llegaba diciembre había
programas en vivo en la madrugada con parrandas navideñas. Pero el sonido que
me hace sonreír al recordarlo, es el de la melodía pegajosa que sonaba antes de
decir los números ganadores de las loterías…” con las loterías… con las
loterías...” y allá iba la esperanza de mucha gente en los resultados de
Táchira, Zulia, Oriente… pero no tenían le fe puesta en el numero ganador como
tal, sino en los “terminales”, o sea en los dos últimos números del primer
premio … la gente gastaba decenas o cientos de bolivares durante meses o años,
para después alegrarse cuando se ganaban un terminal de tan solo 10
bolívares, por dar un ejemplo… que linda era la inocencia de la gente de mi pueblo en esos tiempos.
Aunque no llegué a oirlo
en vivo, en Falcón abundan las anécdotas de un locutor de Radio Coro, Gonzalo
Márquez Yánez, quien se hizo famoso por su ocurrente y divertida manera de
hacer los comerciales en la radio. Dentro de mis “leyendas urbanas” (recuerdos
con los que me crié, que tal vez son pura verdad o fantasía, o mitad y mitad)
están las siguientes anuncios o spots publicitarios:
-
Señora, si se murió su marido y no tiene quien se lo
entierre… nosotros se lo enterramos; este es un mensaje de la Funeraria Valle.
-
Amigo, métale el dedo a su novia… métale el dedo, pero
en un anillo de la joyería Katina.
-
Señora mía, no habrá huevo que la haga sudar… cómprese
su batidora General Electric.
Pero la anécdota que me
parece más divertida, por lo inocente pero al mismo tiempo irreverente del
comentario, fue cuando se presentó una situación en el estado Falcón, que dejó mucha
gente damnificada y por lo cual se pidió la ayuda de la comunidad para que
enviara ropa o alimentos no perecederos en bolsas… Márquez Yánez celebraba las
ayudas que llegaban y coincidió en determinado momento que llegó mucha ayuda y al
mismo tiempo arribó al sitio, el Gobernador del estado, y emocionado soltó el
siguiente comentario: … y siguen llegando “bolsas” (en Venezuela sinónimo de
persona lenta, o que le falta inteligencia o diligencia)… demos la bienvenida
al Señor Gobernador… jajaja… simplemente genial.
La radio también era
el instrumento favorito para que el venezolano común se deleitara con una de
las aficiones más famosas a finales del siglo pasado: el hipismo. En la voz del
gran Aly Khan retumbaban las narraciones de las carreras todas las tardes domingueras,
con los consecuentes gritos a favor de algún caballo y el sonido del “látigo”
que hacían los fanáticos al agitar y golpear entre si los dedos índices y medio
junto a los “besitos” al aire (para ligar) como si de eso dependiera el triunfo
del ejemplar favorito… jejeje.
Al mudarme a Maracaibo
se desarrolló verdaderamente mi afición por la radio, ya que había descubierto que
definitivamente era un melómano. Tenía uno de esos radios que venía con
casetera incorporada y allí pasaba mi tiempo libre, esperando que sonaran
canciones de moda para grabarlas; por supuesto rogando a Dios y a todos los
santos para que el locutor no se le ocurriera hablar en medio de la canción. La
mayoría de les emisoras eran en amplitud modulada (AM) y la cantidad de
comerciales que transmitían no era normal, por lo que ponían una canción cada 10
minutos más o menos… jejeje. Entres los primeros temas que extraje de la radio estaban,
“Por qué ahora” de Vitín Avilés, “Melina” de Camilo Sesto, “La hija de nadie”
de Yolanda del Río, canción que me impresionaba mucho ya que hablaba de una
situación incestuosa, producto de la paternidad irresponsable, y “Plantación
Adentro” de Willie Colón y mi tocayo Blades. Con apenas 10 años, mi gusto
musical era muy variado, creo que no era acorde con mi corta edad.
Un tiempo después, tuve
también un despertador con radio incorporado, por lo que me levantaba para ir
al colegio con música… aunque más de una madrugada, al programador de la
emisora que solía escuchar, no se le ocurría una mejor idea que colocar “La
leyenda del Silbón”: la narración animada de la leyenda de nuestros llanos, que
cuenta el encuentro del llanero Juan Hilario con el Silbón. Por supuesto,
cuando en la oscuridad de la madrugada oía el famoso silbido con todas las
notas: do-re-mi-fa-sol-la-si, (en ese mismo orden, subiendo el tono hasta fa y
luego bajando hasta la nota si) me arropaba todo, y esperaba que papá llegara a
despertarme para ir al colegio… gracias mi héroe, que siempre me rescatabas de
ese momento de miedo infantil.
Al hacerme
adolescente, comencé a escuchar las estaciones de corte juvenil que existían en
la ciudad, principalmente Radio Aeropuerto con su genial staff de “locutoras”; la
emisora comenzó con personal de locución exclusivamente femenino y transmitía
desde sus estudios ubicados en el aeropuerto La Chinita; ellas utilizaban un
tono de voz muy suave, similar a la voz que solíamos oír anunciando la salida o
llegada de los vuelos en cualquier aeropuerto del país. Otra emisora que me
encantaba era Radio Reloj, también de “música moderna”. De esas emisoras
recuerdo canciones como “Year of the cat “de Al Stewart y “Dancing Queen” del
grupo ABBA.
A finales de los años
70 llegaron las emisoras en Frecuencia Modulada (FM), las cuales ofrecían mucha
música y menos “cháchara”. Pero ya para esa época empecé a comprar, prestar o
intercambiar discos y casetes con mis amigos melómanos o aquellos que tenían
minitecas, y también comenzaron los programas musicales en televisión como “The
Midnight Special”, o “Disco fiebre por el 8” por lo que mi afición por la radio
pasó a un segundo plano., o como diría la canción de The Buggles “Video killed
the radio star” (El video clip mató a la estrella de radio).
Recuerdo también que
en bachillerato nos tocó, a un buen amigo y a mí, hacer un trabajo para una materia,
donde teníamos que explicar el funcionamiento de un estudio de radio, por lo
que acudimos un día a una emisora que estaba ubicada en el edificio aquel que
tenía problemas estructurales y el cual mencioné en el articulo dedicado a los
cines. Pasamos una tarde con el locutor, quien, como algunos en esa época,
fungía también como operador y programador (el propio Todero), y quien nos
explicó de la manera más sencilla posible todo acerca de la emisora. En un
momento determinado, le pidió a mi amigo que atendiera el teléfono para
“complacer” a la audiencia; éste recibió una llamada y con cara de asombro me
dijo: Rubén, están pidiendo una de “Lupevipolo”, ¿Quiénes son esos?; me dio un
ataque de risa porque mi amigo solo había escuchado rock, pop y salsa, y no
tenia ni remota idea a lo que se refería el oyente… estaban pidiendo “Dos
pasajes” de los pioneros de la música norteña y regional mexicana, Lupe y Polo…
jejeje (por supuesto yo los había oído años antes en LA RADIO).
En cuanto a canciones
que incluyan el título “La Radio” o hablen de alguna forma de la radio o el
radio, escogí para ustedes una pequeña selección para que se deleiten
recordando estos temas (como es mi estilo, encontraran una mezcla de géneros
musicales):
-
Mi primer millón (Bacilos) y su recordado coro: “yo
solo quiero pegar en la radio, para ganar mi primer millón”.
-
Canto a la radio (Birimbao): en esta gaita se hace un
recuento de los personajes mas importantes de la radiodifusión zuliana y su
aporte a este gremio.
-
Radio Ga Ga (Queen): la letra de esta canción se
parece a una parte de la historia que conté al principio… habla de la
importancia en nuestras vidas de la radio, y como fue desplazada por “lo visual”
… y deseando que cuando nos cansemos de los videos volveremos a disfrutar de la
radio...
-
On the radio (Donna Summer): una historia romántica que
comenzó con una carta de amor que leyeron en la radio.
-
Do you remember rock ´n´ roll radio (Ramones): un
tributo del grupo a la música de los 50 y 60´s que los influenció, y por
supuesto, a la radio que difundió esa música.
En definitiva, la
radio ocupó un lugar privilegiado en la historia contemporánea de nuestro país,
pero sobre todo nos unía en un momento muy especial… estoy seguro que muchos
recordaran que a través y en compañía de la radio, la mayoría de los hogares
venezolanos recibimos muchos “años nuevos”, con las inolvidables “El año viejo”
interpretada por Tony Camargo y “Cinco pa´
las 12” cantada por Néstor Zavarce… y la infaltable nota final con la voz oficial
del Observatorio Cagigal: “al oír el tono serán las 23 horas, 59 minutos, O
segundos”… y allí empezaba el conteo
regresivo, para finalmente hermanarnos todos en un inmenso abrazo… Mil gracias por
tanto Doña Radio.
PD: aunque ha perdido
espacio, pienso que la radio nos seguirá acompañando por muchos años más, así que,
como diría la famosa voz de la salsa en la radio caraqueña, el Tigre Rafael: ¡Á-NI-MO!
Ruben G. Gil Medina
Franklin
02 de noviembre de
2022
Excelente Tintin
ResponderEliminarExcelente. Muy gratos recuerdos de esa época
ResponderEliminarMuy bueno totico pero yo todavía uso la radio todos los días en la cosina bendiciones
ResponderEliminarHola hermano, gracias por compartir tus recuerdos que en parte son míos también, saludos
ResponderEliminarExcelente mi hermano muy buenos recuerdos
ResponderEliminarMuy bueno compadre
ResponderEliminarExcelente! Aunque no soy muy de radio
ResponderEliminarViva la radio 📻
ResponderEliminarYo aun escucho radio en el auto... me encanta recordar esos buenos momentos.. Radio Reloj me encantaba...besos manito
ResponderEliminarExcelente Ruben! …Tienes memoria de elefantes
ResponderEliminarYo escucho todavía radio, me conecto con la tablet en mi cocina a emisoras de Maracaibo y escucho los programas en la mañana, en el carro también.
ResponderEliminarMe encanta, que buenos recuerdos
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