SE BUSCA… Alias (A.K.A): TITO

Un apodo es un nombre que se da a una persona en vez del suyo propio y que, generalmente, hace referencia a algún defecto, cualidad o característica particular que lo distingue. Según el Diccionario de la lengua española, un apodo es, un «nombre o sobre nombre dado a una persona o cosa, inspirado en sus defectos corporales o en alguna otra característica o circunstancia». Los apodos no son exactamente lo mismo que los “hipocorísticos”: estos son las formas familiares o afectuosas de los nombres propios de las personas (por ejemplo, Pancho es un hipocorístico de Francisco). Los apodos pueden considerarse a menudo como deseables, y pueden simbolizar una manera de aceptación, pero también pueden utilizarse con la intención de denigrar, ridiculizar o burlar a algo o alguien. (Fuente: Wikipedia).

La palabra “Apodo” es sinónimo de “Alias”, aunque esta última literalmente se refiere simplemente a “otro nombre” con el cual es conocida una persona. Cada vez con más frecuencia también leemos las siglas A.K.A para referirse a un apodo o alias. El término AKA o a.k.a es la abreviación para la expresión anglosajona “Also Known As”, cuya traducción en español significa “también conocido como”. La expresión AKA se utiliza para señalar el significado, seudónimo o el nombre más conocido de una persona. Generalmente, se menciona cuando se tiene que presentar a una persona célebre o que forma parte del mundo del espectáculo, en la cual su alias ha cobrado más popularidad o fama que su propio nombre. Se pueden citar varios ejemplos: Marshall Bruce Mathers III, AKA Eminem; Armando Christian Uria Ruiz Pérez, AKA Pitbull; Stefani Joanne Angelina Germanotta, AKA Lady Gaga, entre otros.

Pensando en días reciente en apodos, y revisando mi vida hasta ahora, caí en cuenta que tenía suficiente material para un artículo. Y es que además de ser venezolano, sinónimo de “jodedor”, también vengo del seno de una familia donde el “bullying” pero en su forma más cariñosa, es la tarjeta de presentación. De tal manera que aprendí, como Eminem en la película “La milla 8”, que, si yo me “mamo gallo” primero, cualquiera que quiera hacerlo después quedará totalmente desarmado en el intento.

En orden cronológico mi primer apodo debió ser Rubencito, por ser el diminutivo de mi nombre, y ser el “Junior”, ya que mi Papá también se llama Rubén. Por supuesto, y como es costumbre en mi tierra, mi nombre completo, “Rubén Gustavo” debió ocupar el segundo lugar, por aquello de que cuando te regañan te deben llamar por los dos nombres para un mejor efecto “psicoterrorístico”; y en algún momento de mi infancia, debí haberle “extraído la roca” a mis progenitores con el consecuente grito y llamado de atención. Recuerdo que un buen amigo de la familia, nuestro querido Duende, relataba la historia de su perro, el cual se llamaba “CUM”, pero cuando el perro hacía algo indebido le gritaba: “CUM ALBERTO” … definitivamente un refuerzo a la amonestación…jejeje.

Mi apodo o alias más conocido definitivamente debió haber nacido alrededor de 1969, y me lo puso mi hermanita…cuenta la leyenda que ella oía que todo el mundo me llamaba Rubencito, pero a ella se le dificultaba pronunciarlo, por lo que optó por llamarme de la forma más sencilla y corta que se le ocurrió: “Tito”, y hasta el sol de hoy, así me llaman mis familiares y amigos cercanos…

Yo nací “pelón” y así estuve por un año más o menos, lo que dio pie para que, como comenté en un capítulo anterior, uno de mis tíos me llamara “Gasparín”, como el Fantasmita Feliz de las comiquitas de esa época. Para esa época imagino que también me llamarían “Pote Quaker” ya que, más que gordo, yo fui robusto y macizo, y en esos casos se utilizaba ese apodo.

Un compadre de mis padres me puso un apodo que tiene una historia muy simpática: “Mayfren”. Viene del inglés “My Friend” (mi amigo) y era utilizado para referirse a los trinitarios o cualquier otra persona de color de las islas antillanas de habla inglesa que trabajaban en los campos petroleros o en las plantaciones azucareras;  y quienes, por ser personas muy amigables, llamaban a todo el mundo de esa forma…  por lo tanto, por mi color moreno, aún me dice cuando me ve: “pareces un Mayfren”.

La mayoría de mis apodos, en la época cuando comencé a “socializar” con más frecuencia (finales de primaria y principios del bachillerato), tienen que ver con el color de mi piel, aunque afortunadamente, en Venezuela se toman más como una expresión de cariño, que, como un insulto racial, o al menos así lo he sentido en todo momento… Negro, Negrito, Negrazo, Morenito, fueron algunos... pero el más famoso en el Colegio fue “Kunta”. Este era el nombre del protagonista de “Raíces”, miniserie producida por la cadena de televisión estadounidense ABC en 1977, basada en la obra de Alex Haley “Roots: The Saga of an American Family” (libro que por supuesto leí varias veces). El programa cuenta la historia de Kunta Kinte, un hombre libre africano forzado a trabajar como esclavo en Estados Unidos y sus posteriores intentos de liberación. Como esclavo su nombre fue cambiado a Toby, y con este cambio, agregué otro apodo a mi colección... recuerdo que Kunta no aceptaba el nuevo nombre, e incluso le cortaron parte de un pie en uno de sus intentos de escape de la plantación donde trabajaba; de allí que uno de mis amigos comenzaba con la broma: - ¿cómo te llamas?, yo contestaba: -Kunta, y él me reprendía en tono de broma: -Kunta no, Toby… y con ese juego de palabras nos divertíamos de vez en cuando. Pero cuando comencé a usar lentes, por allá por 3ro o 4to año de bachillerato, el apodo tuvo una variante: “Kunta Kent” mezcla entre Kunta Kinte y Clark Kent (Superman).

Recuerdo que también estuvo de moda en esos años una novela brasilera, La Esclava Isaura, cuyo protagonista era el actor Rubens De Falco... y por supuesto, no me pelaron, y quedó un apodo muy preciso: “Rubén De Falcón” (por ser el estado donde nací).

En los años que usé “afro”, no faltaron las comparaciones con cuánta “tumusa” saliera en cine o televisión… me llamaron “Gregory”, como el hermano menor de los hermanos O´Brien, mejor conocidos como “Las 4 monedas”, icónico grupo musical de los años 70, la versión criolla de “The Jackson 5”; hablando de estos últimos también me apodaron “Tito Jackson” como uno de los miembros de esa agrupación. Otros apodos que recuerdo fueron: “Cabeza e´ Micrófono” (obviamente porque el afro parecía la parte superior de algunos modelos de micrófonos), “Jim Kelly” como el actor y artista marcial estadounidense que participó en la película “Operación Dragón” con Bruce Lee y uno muy cómico: “Christie Love”, como la protagonista de una serie de detectives la cual lucía un gran afro… chalequeo puro.





Otro apodo que recuerdo fue “Plastic Man”; estaba de moda la canción de Rubén Blades y Willie Colón “Plástico”, y como Mamá viajaba mucho a New York y me traía muchas pintas, unas amigas y vecinas me colocaron ese sobrenombre. Aunque el más cómico fue “Hicoteo”, versión masculina del nombre “Hicotea” con el que se denomina a un tipo de tortuga presente en el noroeste de Venezuela… Resulta que yo siempre he sido de cuello corto y grueso, y de allí el símil… y me da mucha risa al recordar que, cuando se pusieron de moda, usé suéteres “cuello de tortuga” … irónico ¿no?



De mi época de estudiante en Margarita no hubo muchos apodos nuevos, sólo los referidos ya a mi color: Negro, Negrito, Morenito…pero de Maracaibo (haciendo alusión al famoso torero de Maracay); y 4 sobrenombres más, hasta donde me alcanza la memoria. El primero era: “Patea Rubén”, el cual apareció a raíz de un accidente que tuve jugando futbolito, en el cual prácticamente le di una patada al piso y todo el pie se me dobló y se me puso como un jamón (en Maracaibo mis vecinos decían Patea Tito, por otro accidente similar)… recuerdo que estuve reacio de ir al médico, pero si acudí a donde un “sobador”, el cual con sus respectivos masajes y ron de culebra me hizo pegar gritos… aún recuerdo ese accidente porque en días de mucha humedad me regresa el dolor a ese pie. El otro fue: “El Morocho” apodo que me lo colocó un colega y hermano de la vida, quién vino desde Euzkadi (País Vasco) a Venezuela, a estudiar Oceanografía y Acuicultura, dado el nivel académico de mi Alma Mater (… y el apodo era un total sarcasmo ya que él es “catire” y de pelo “babeado”). Y por supuesto no podía faltar el típico sobrenombre definido por mi acento al hablar: “El Maracucho” …  y uno asociado a los chistes malos que contaba, de los cuales destacaban varios en los que imitaba el acento de nuestros hermanos Wayuu: “El Guajirito” (aún más sarcástico dado mi tipo de cabello en esa época).

Casi se me pasa uno de los apodos que recibí en Maracaibo, aunque con poca frecuencia: “El Coriano”, por ser oriundo del estado Falcón. Ya cuando regresé a radicarme nuevamente en Maracaibo, al finalizar mis estudios en Margarita, y conocí a mi esposa y su familia, comenzaron las bromas hacia  mis cuñadas y sus nombres (les inventaba un nombre adicional a los de ellas) y ellas me retribuyeron con dos nuevos sobrenombres: “Tito Rubén” y “Tito Jesús” … al convertirme en esposo y padre vinieron los infaltables: “Cielo”, “Papi” y “Pa” … y con los sobrinos vino el “Tío Tito” o ”Totito”… También, al recordarme de niño, mi Mamá saca a relucir el infaltable “Bebé Gerber” del cual hablé en uno de los primeros artículos. En la familia también hay una prima “Tita”, otra prima lejana “Titita” y a una de mis morochas le decimos “Toti” … a la otra morocha le tocó el apodo de “Titica” por su parecido a mí; el “Titico” me lo puso Mamá hace apenas unos años, luego de ver en las noticias a un delincuente capturado que tenía ese apodo.

Cuando comenzó mi vida laboral vino otra larga lista de apodos: trabajando a finales de los 80 en una granja camaronera en la Guajira Venezolana, los lugareños me llamaban algo así como “Mashe´ínsa” (no pude conseguir el vocablo exacto) pero me decían que significaba el que anda con el torso desnudo o sin camisa, ya que esa era mi forma de trabajar en tan caluroso ambiente. Luego entré a trabajar en la industria farmacéutica, y aquí comienza la lista:

- Petete: (en referencia al Libro Gordo de Petete) así me llamaban mis compañeros del primer curso que hice, porque decían que “sabía” mucho.

- María: en mis inicios en la industria, mi primer curso duró 3 meses y vivía con mis compañeros en un Aparto-Hotel; los fines de semana que no viajaba a Maracaibo, yo era uno de los encargados de cocinar, ya que la mayoría eran “negados” para esas lides, y ese nombre era el de la ayudante silenciosa (nunca hablaba) del Chef Ángel Lozano, en un programa de cocina que transmitían por Televisión.

- Rubén “Gel”: deformación de mi apellido para resaltar la cantidad de gelatina para el cabello que utilizaba en ese momento.

- Rubenzim: era el nombre de un medicamento para estimular el apetito, que fue primero mi competencia directa, y luego trabajé en el laboratorio que lo fabricaba.´



- Moroco Topo: personaje de unas comiquitas de los años 60, compañero inseparable del Inspector Ardilla…y como la Hicotea, no tenía cuello.

- Carlton: refiriéndose a mi supuesto parecido al personaje del programa cómico “El Príncipe del Rap”, interpretado por Alfonso Ribeiro; cuando yo utilizaba camisas con corbata y un suéter por encima. De hecho, me tocó aprender el baile que hace de la canción “It´s not unusual“ del Tigre de Gales Tom Jones., por aquello de echar broma primero antes que me tocara el número a mí.

- Chacarrón (supuesta deformación del término Shark Around): en muchas ocasiones, y por herencia paterna, tiendo a hablar como si tuviera “una papa en la boca”; de allí que al ponerse de moda esa canción producida por El Chombo en el año 2005, no dudaron mis colegas en colocarme ese sobrenombre, ya que, al igual que con la canción, no entendían nada de lo que yo decía.

Y, por último, no podían faltar todas las variables posibles de mi nombre:  Rubencho, Rubenziño, Rubiño, Viejo Rube, Rubenacho, Rubenzio, Rubeno… o los sobrenombres referentes al cargo que ocupaba: Jefe, Super Jefe, Super Boss; aunque dejé para el final, uno que recuerdo con mucho cariño porque me lo colocó la mayor de mis tías maternas quien vivió en Puerto Cabello; en una ocasión nos fuimos varios primos a celebrar los 15 años de una de nuestras primas, pero la aventura se convirtió en una rumba interminable de fin de semana: “Jalé” tanta caña en esos días que mi tía me empezó a llamar “Corsario”; yo me sentí comparado con aquellos “piratas legales” que navegaban en otrora por nuestros mares, pero, oh cruel destino… ella me aclaró después, que así llamaban a los borrachitos que deambulaban por el centro de la ciudad… Bella mi Luz (+).



Ruben G. Gil Medina

Franklin

30 de julio de 2022



 

Comentarios

  1. Titín te faltó...creo que fuiste un gran generador de A.K.A

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  2. Muy bien hijo querido tal cual así paso lo felicito por tan buena memoria besos y bendición

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  3. Te acuerdas en primer año de bachillerato, cuando comenzaste a usar afro, Claudio Merea te dijo que tu pelo se parecía a la pista de aterrizaje de los tigres voladores!

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  4. Excelente hermanazo, muy bien artículo mi pana Rubén AKA Tito

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  5. Te me pareciste mucho a Cariton, en esa época cantabas chirichirisnay, recuerdo esas vacaciones en Maracaibo.

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  6. A mi me bautizarse como "Sensei" y todavía lo empleo. Me parece que te debo unos royalties. Excelente el artículo, un abrazo

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  7. Que buenos recuerdos mi hermano Kunta. Un fuerte abrazo

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  8. Tan bello mi Tito, primero fue tu hermanita ...te amo , excelente 👌

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  9. Esa historia de "Patea Ruben" es la misma que atestiguamos mientras jugabamos kicking ball, o son otras! Jajajaja te amo Pa!

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    1. Completamente! Ese se repitio con tus hijas... XD Me encanto todo!!!

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  10. Te faltó Presi 😬 , diminutivo de presidente .

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  11. Nada mejor que el “Patea tito” que aun sigue mas vigente que el “tito” jajajJjJjJjJ

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  12. Muy bueno prodigiosa memoria excelente narrativa sigue adelante lo haces muy bien tía aura

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  13. Saludos Rubencito!! Impecable!!! Como diría el Prof Trinity, no pude pá pierde!!! Exitos merecidos apreciado amigo!!!

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  14. Así es, yo te llamo Tito Rubén, buenísimo como siempre👍🤗

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