No sólo los chuchubes lloran de dolor

 


SATISFACCIÓN …y no me refiero a la que “no podían alcanzar” Los Rolling Stones en uno de sus temas más famosos, lanzado justo en el año que nací; sino a la sensación agradable que percibimos al hacer algo con lo que estamos a gusto…y si además lo compartes con quienes tienen tus mismas preferencias, con quienes extrañan épocas anteriores o simplemente con aquellos que disfrutan de lo que narras porque les parece interesante o ameno, “más mejor” como diría el bobo ….gracias por sus manifestaciones de cariño …así que …Next

En días recientes, y luego de tamizar en mi mente la mezcla de recuerdos que tengo, pensé mucho en mis primeros años; sobre todo las “sensaciones” que me llevan a mi niñez …las mañanas en Paraguaná las recuerdo mágicas...el sol en todo su esplendor, la fuerte brisa que se siente, los árboles “importados” a ese ambiente que hacen compañía a los cardones y tunas …y yo caminando por cualquier terreno enmontado cada vez que podía. Me gustaba caminar tratando de ver mucha fauna, aunque me tenía que conformar con ver sólo bisures (lagartijas), palomitas, muy rara vez alguna perdiz, “chuchubes” (paraulatas o sinsontes)…y con escuchar la algarabía al amanecer o al atardecer de las “daras” (alcaravanes). Pero en esas travesías que solía hacer solo o con alguno de mis primos también conocí las frutas típicas de la vegetación xerófila (de zonas secas) como el “dato” (fruto del cardón; no confundir con los dátiles) y el “buche”, fruta de un tipo de cactus, conocida en el oriente de Venezuela como pitigüey o pichigüey. Menos mal que la canción “Barcelonesa” la escribió el oriental Enrique Hidalgo, porque no me la imagino escrita por un falconiano ...” y lo dulce de ti, yo lo voy a encontrar, en el rojo de aquel…. ¿Buche?.. jejeje.

Con el buche tengo un recuerdo no muy grato… un día íbamos a regresar en horas de la tarde a Maracaibo (ya estábamos mudados a esa ciudad, pero las vacaciones las pasaba en Paraguaná) y en la mañana estuve “explorando“en el campo de golf que estaba cerca de la casa de una tía materna donde me hospedaba. Vi por primera vez los pequeños cactus llenos de buches y  decidí  probarlos…un primo mayor que estaba conmigo me advirtió que una vez que lo sacara de la planta (están incrustados en una especie de zona acolchada en el centro del cactus) debía esperar a que el fruto se “refrescara”, que no lo debía comer caliente…la fruta es pequeña (es parecida a un ají), así que consumí varios desaforadamente; los que me conocen saben que soy un “comelón” empedernido, por lo que no tenía tiempo que perder…los frutos se sentían tibios, pero eran muy sabrosos….debí hacerle caso a mi primo…el viaje de regreso a Maracaibo duró mucho más de lo acostumbrado, por las continuas paradas que debimos hacer para poder ir al baño…lección aprendida.

Notaran que me he referido hasta ahora a familiares “maternos”… en Venezuela, como en muchos países de Latinoamérica las sociedades son Matricentradas…es decir la influencia materna es marcada, por lo que es común que las mujeres “halen” hacia su familia …y los hombres suelen compartir mucho más con la familia de su pareja que con la suya propia…eso pasaba con los adultos que conocía y pasó conmigo y mi familia…era casi una costumbre (digo “era” por lo cambiante que están las cosas)..de allí que en mis primeros años compartí mucho más con mi familia materna...pero ya en la adolescencia, y de allí en adelante, compartí mucho más con mi familia paterna …gracias a Dios mis primos de ambos lados han sido mis hermanos… y el tiempo no disfrutado con mi familia paterna fue pagado con creces.

De mi infancia en Campo Shell no puedo dejar pasar por alto, que mi curiosidad hizo que perdiera parte de la ilusión que suelen tener los niños. Siempre pendiente de las cosas a mi alrededor, en un diciembre, cuando tenía 5 o 6 años, me di cuenta que Papá traía bolsas y las guardaba en unos de los closets de la casa, donde no podíamos alcanzarlas o verlas. Eso generó en mi suspicacia, y la noche del 24, no se me ocurrió otra cosa que hacerme el dormido…aún recuerdo lo que me costó que el sueño no me venciera y fingir que dormía…solo para ver cuando Papá sacaba los regalos que supuestamente traería el Niño Jesús…creo que esa fue una de las razones por las que siento que maduré a temprana edad.

La otra cosa que me ayudo a madurar fue cuando Papá consiguió trabajo en el Complejo Petroquímico El Tablazo, cercano a Maracaibo, por lo que dejó su puesto en la Refinería Cardón y nos mudamos de ciudad…yo no había terminado aún el primer grado, por lo que mis padres decidieron que me quedara en casa de mi tía en Campo Shell el tiempo que restaba para finalizar el año escolar. Quedé al cuidado, principalmente, de la mamá de mi tío político, una bella señora de edad  pero con un carácter fuerte. Imaginen que mi bebida favorita era el Toddy (bebida achocolatada) frío…pero ella decía que en la madrugada antes de ir al colegio, la temperatura ambiental era más baja  y debía tomarme el Toddy, caliente ...comprenderán que en ese momento entendí que en la vida no todo era color de rosa y que no siempre me iba a sonreír…la lección del Toddy la llamé…jejeje…

Pero, así como la bella abuelita me privó de la forma de tomar mi bebida favorita, debo reconocer que fue una persona muy correcta y justa…en una oportunidad mi primo, mucho mayor que yo, y su primo (siempre me ha gustado decir esta especie de trabalenguas: el primo de mi primo que no era mi primo) estaban preparando un picante con ají chirel (un ají muy pequeño pero muy picante) y me llamaron para que probara un pedazo de un vegetal colocado en un tenedor. Ellos habían introducido el tenedor en el picante, pero el vegetal solo tenía un toque del mismo, querían jugarme una pequeña broma …. pero, yo con mi glotonería, en vez de tomar sólo el vegetal, abrí toda mi bocota y me comí el vegetal pero lamiendo prácticamente todo el tenedor….bueno, la carrera que di no era normal…iba a máxima velocidad por todo el terreno que circundaba la casa con la boca abierta tratando de que el aire me refrescara, iba llorando y  gritando por el ardor. Pienso que de ese momento traumático nació mi afición por los picantes ….y el regaño que le dio la señora  a mis primos fue para coger palco, casi que les da con un palo.

De esa época, también recuerdo mi primer encuentro con la salsa. Estaba de moda la Dimensión Latina y durante las vacaciones del 76 oí hasta mas no poder temas como El Frutero, Parampampan, Llorarás (que terminó siendo el tema íconico de esa agrupación), pero especialmente recuerdo el tema Dormir Contigo. Para un niño de mi edad era fuerte oír que un hombre le decía a una mujer: “estarás en otros brazos, no en los míos” o “estarás formado lazos no conmigo y yo anhelando dormir contigo” o sea, una apología a la “pegada de cachos”.


Volviendo a las anécdotas de mi infancia, ¿recuerdan el viaje a Margarita? En ese viaje mi hermanita tenía una “herida de guerra”, una sutura en una de sus cejas producto de un “plato volador” …y no, no fue un OVNI, fue por un accidente ocasionado por mi hermanito , el tremendo de tremendos. En nuestra casa de Campo Shell el espacio donde estaba la nevera y la cocina era una especie de cuarto pequeño tipo despensa. En esa oportunidad sobre la cocina estaba una olla con un plato como tapa; mi hermanito, con apenas 2 años, trepó a la cocina porque sintió curiosidad y quería destapar la olla, pero al intentar subir la cocina se vino hacia adelante y cayó al piso…sentimos solo el estruendo y los gritos de mi hermanita: el Nené…el Nené … y ella sangrando, ya que el plato se quebró y una parte que salió volando la cortó cerca de la ceja…escena dantesca, porque además mi hermanito no aparecía; pensamos lo peor, que le había caído la cocina encima y lo había aplastado…pero oh sorpresa…cual gato pegó un salto mientras caía la cocina y estaba agazapado en el espacio que había entre la cocina y la nevera. Él siempre fue un niño  tranquilo, solo que no lo comprendíamos…

Por cierto, mi hermanito tiene una marca que no es de nacimiento precisamente…en otra ocasión mi papa había comprado un carro nuevo y nos montamos mi hermanito y yo a revisar los controles (jugando a la nave espacial , imagino), en un momento dado, descubrí un artilugio que si lo hundía salía disparado al rato y cuando lo sacaba del orificio donde estaba se tornaba rojo y caliente (era el encendedor para cigarrillos) …mi hermanito vestía un pañal,  pero el mismo se le había aflojado, dejando uno de sus glúteos al descubierto … momento de locura cuando se me ocurrió probar que haría el encendedor si lo presionaba contra su glúteo …sigo arrepentido de haberlo “marcado” como las vacas…y además quedó el gran dilema  ¿el tremendo era él?

 

Ruben G. Gil Medina

Franklin

14 de marzo de 2022


PD: si quieres acceder a mis carpetas de música en Spotify, organizadas por etapas de mi vida, sígueme:

https://open.spotify.com/user/p75i01rh9nbrepr4d7h0a1qel?si=gZuoFYP1RuWwesTE_2uKBQ&utm_source=copy-link

 


Comentarios

  1. Taaaaan beeello tu...nos llama hermanita y hermanito....morí de amor mi hermanito mayor...te amo inmenso...s

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  2. Sitio tan bello porque yo, el hermanito fui el que sintió el fuego jejeje, no digo detrás porque suena chinazo

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  3. Te llegaron a poner la marca con nitrato de plata??? Si fue así se llama Karma...🤔

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  4. Tan mansito eeel!! Yo creo que la unica que se salvo de eso fue tia, pero porque no le dejaron ganas xD

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  5. Jajajajajajajja me rio sólo de imaginar todas las situaciones y a tu mae 😅 con razón

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  6. Muchas lecciones aprendidas, a través de experiencias muy hermosas y otras no tanto, pero siempre con la inocencia, curiosidad e irreverencia natural de la niñez. Gracias por compartir y hacernos recordar las travesuras de niños y no tan niños. Abrazos

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  7. Hermano mío, deje este escrito para leerlo con calma y disfrutarlo, he estado viajando y no he tenido tiempo del bueno.

    Genial la forma cómo jodes a los demás y te vas a Hechos 13-51. Siga amigo mío, siga, su estilo es genial.

    Saludos a Franklin

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