Con Carnavales y disfraces , la vida era mas sabrosa

Siempre he pensado que los años 50 y 60, a pesar de los cambios políticos en el país, fueron “los años felices”; sobre todo si tomo en cuenta las narraciones de mis padres y de otros adultos mayores que vivieron y disfrutaron esos momentos. Época de buena música, de bailes con orquestas famosas, de whisky accesible, de cierta prosperidad, pero, sobre todo, época de pasos agigantados hacia la modernización del país. Cuando era adolescente se estrenó la película “Grease” (Vaselina) y me enamoré de la vida en esos años… estábamos casi entrando a los años 80, y muchos jóvenes nos lucíamos en las fiestas bailando Rock and Roll y Twist cual “Copetudos” de los 50 y 60. Aprendí a bailar música tropical al ritmo de los “Mosaicos” de la Billo`s Caracas Boys y Los Melódicos, orquestas que se han mantenido vigentes desde esas décadas hasta estos años; en las reuniones familiares Mamá siempre nos recordaba cuando se enamoró de Papá teniendo a Felipe Pirela como fondo musical. En mi época de bachillerato, estrenaron muy cerca del colegio un local de la cadena de comida rápida Tropiburguer (antecesor venezolano de los Burguer King), y entre Merengadas y Hamburguesas muchos nos creíamos de la pandilla los T-Birds de Grease, solo que si nos poníamos las chaquetas de cuero en Maracaibo hubiéramos terminado “salcochados”. Además, mi afro no compaginaba con los copetes ni con la vaselina, aunque cuando era más pequeño, para aplacar mi cabello rebelde, llegué a usar “Brylcreem” …. Lo que si hicimos fueron guerras de merengadas… cada vez que se encontraban dos grupos de diferentes “años”, vasos llenos de la bebida iban y venían de un lado a otro del local…era todo un pandemónium, hasta que los encargados del restaurant usaban los extintores para aplacarnos y sacarnos del local …” Rebeldes sin causa”, pero de pura pantalla.



Volviendo a mi infancia, recordaba en días recientes mientras veía fotos viejas, que desde pequeño lo mío era participar en un concurso y ganarlo; con apenas un año de edad gané el primer premio como el mejor disfraz en los Carnavales de 1967 del Club Manaure de Campo Shell, disfrazado de Pordiosero. Cómo a todo niño me encantaba disfrazarme.. creo recordar que también figuré en el pódium de ganadores durante un carnaval en el kínder al que asistía, esta vez disfrazado de gitano; recuerdo que ese disfraz fue medio traumático para mí porque debí ponerme un aro en la oreja (superpuesto en el lóbulo) y pensaba que los otros niños se iban a burlar de mi por usar un arete (recuerden que, en esa época, aún existían muchos tabúes con respecto a la sexualidad)…. Los Carnavales eran momentos de grandes fiestas en los “Clubes” y Hoteles en todo el país, y donde destacaban las famosas “Negritas”: mujeres (aunque a veces algún hombre se colaba) que se ocultaban bajo un disfraz que tapaba su cuerpo y rostro y durante las fiestas bailaban con las parejas que ellas escogían, y los besaban y tocaban a su antojo, sin que estos pudieran responderle. Tradición que al igual que muchas otras se fue perdiendo con la llegada de la televisión.




Recuerdo que en esa época había dos personajes que usaron muchos disfraces: el gran cómico Joselo, el cual hizo tan famosos sus personajes que hasta se emitió una colección de “barajitas” las cuáles venían para ser recortadas en las cajas del detergente ABC. Entres sus personajes destacaron el Pavo Lucas, el portugués, el Perro, el chichero… y por supuesto no olvido la canción del comercial de ABC cantada por el propio Joselo: “ABC cuesta menos, y deja la ropa, blanquiiiita…" El otro personaje, más que usar disfraces, usaba en cada presentación grandes anteojos, unos más estrambóticos que otros; me refiero al pianista Tony Monserrat, versión criolla y tropical de Elton John (digo, por los lentes). Como dato curioso, Tony Monserrat era maracucho y para variar, tenia un nombre poco común: Roosevelt Franklin… ¿qué cosas no?.





Además de los famosos carnavales de Punto Fijo, teníamos en la Península otro gran evento, pero en el mes de noviembre, “La Pesca del Rey”, gran clásico de pesca que atraía a competidores y turistas del país y de las islas del Caribe; eran un par de días de mucha actividad con el concurso de pesca, exposiciones, música, etc. En noviembre del 69, justo cuando se celebraba dicho clásico, mi Mamá estaba casi a punto de dar a luz a mi hermano menor. Mi papa decidió ir un rato al evento y nos llevó a una de mis primas y a mí, ambos niños aún (yo tenía 4 años, mi prima menos de 10). Pasadas unas horas, ya Papá estaba un poquito pasado de tragos y decidió regresar a casa… solo que se le pasó un pequeñísimo detalle: se le olvidó que llevó compañía… al llegar a la casa sin nosotros, el sermón y el pleito que le montó Mamá fue para coger palco, según me cuenta ella; tanto así, que lo hizo devolver “en dos ruedas” al Club Náutico que era donde se celebraba el evento, para que nos buscara. Menos mal que nos encontró a ambos caminando por el sitio de lo más tranquilos, sanos y salvo… no se si ya le tocaba o nuestro extravío aceleró el proceso, lo cierto es que Mama dio a luz al otro día a mi hermanito.




El Club Náutico era mi sitio favorito en vacaciones, solía ir con mis primos que ya eran adolescentes y caminábamos más allá de la playa del club hacia el oeste, buscando otras playas aledañas más tranquilas y con menos gente. Mi primo siempre ha sido un amante del arte y en la playa no hacía simples castillos en la arena, sino esculturas de personas acostadas en la playa; le quedaban tan perfectas que la gente que caminaba por la playa se quedaban admirados de la obra. También solíamos escalar los acantilados que rodeaban las playas, en los que siempre encontrábamos pequeñas cuevas desde donde nos encantaba contemplar el mar desde lo alto. En una ocasión fui al Club con mis padres y unos tíos; a mí se me ocurrió repetir el recorrido que hacía con mis primos subiendo yo sólo hacia una de las cuevas… todo iba bien hasta el momento en que trate de rodear una gran roca y se me ocurrió mirar hacia abajo… craso error; ver la altura en la que estaba me paralizó, y me quede sostenido a la roca por lo que me pareció una eternidad…sólo recuerdo que no imaginaba de que forma iba a salir de ese atolladero hasta que un grupo de muchachos que pasaban por allí me dieron la mano y me ayudaron a bajar del acantilado… moraleja: el senderismo (hiking) tiene la misma regla de oro que el submarinismo…nunca lo hagas solo.



Esa época de vacaciones me hace recordar varias canciones que no faltaban en casa de mi tía durante las fiestas que se organizaban: el Piano Merengue de Damiron,  Viramundo de Sergio Mendes y Brasil 66, el Kasachok, danza rusa con la cual todo el mundo se lucia con pasos de Cosacos, y la Mula Baya de los Blanco…esa era la hora loca nuestra , reproducida en un equipo de sonido cuyo amplificador era de “tubos” y había que esperar que “calentara” para que pudiera sonar…y recuerdo los discos de 45 rpm… la mayoría de las veces, cuando quitábamos un disco de 33 rpm y poníamos uno de 45, se nos olvidaba subir la velocidad del “picó”… y laaa caaaanciooon seee oiiiaaa leeeeentaaaa… jejeje.





Pero la canción de esos días de fiestas que ocupa un lugar especial en mi playlist es “Adiós al camino de ladrillos amarillos” de Elton John. Ya mis primos estaban en la edad de los “empates” y yo aún era un chamito de 8 años; recuerdo que con esa canción se llenaba la pista de baile con todas las parejas de novios. Con el grupo de amigos de mis primos siempre iba una chica mayor que yo, pero aún muy joven para integrarse totalmente al grupo de adolescentes…  no recuerdo si era linda o no, solo sé que sentí las primeras “hormiguitas” en el estómago cuando escuchaba esa canción y recordaba a esa “nena”. De todas maneras siempre he considerado que es una de las mejores “baladas” de todas las épocas, interpretada por un gran músico y cantante; y que esa sensación de hormigueo significó el comienzo de mi etapa de pre adolescente…. Así son las cosas…




Ruben G. Gil Medina

Franklin

30 de marzo de 2022


Comentarios

  1. Como siempre, bonita mezcla de recuerdos bañados de música, nostalgia y amor de familia

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  2. Me encanto este paseo histórico ..... y en los 80 no pelábamos un baile con Carangano ....... una época inolvidable ...

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  3. Uhmmmm que hermosa época, y comparto contigo el sentimiento que los años 50 y 60 fueron maravillosos, yo me deleito con los libros de Oscar Yanez recordando la Venezuela de entonces ....un beso hermano mayor

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  4. Tienes una memoria que dios te la guarde y que manera de contar tus cuentos, muy buenos muy buenos

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  5. "La mula Baya" se popularizó en Occidente;yo la escuchaba en las tokolas de lacarreteracuando viajaba para Merida y SanCristobal ,pero la que me parece un clasico de Carnaval es el Pata pata!! Yo con 7 años me disfracé de Miriam Makeba con el turbante y la familia en contra!Que ese disfraz para esa criatura! A mi me llevaban aAdicora a playear.. teimaginas di alguna vez coincidimos?? Asi son las cosas!!

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  6. ¡Qué memoria, hijo.
    Dios te bendiga.

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  7. Memoria Tio Freddy.... jajajaja

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  8. ❤️♥️❤️♥️💋👏🏿👏🏿👏🏿👏🏿👏🏿

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  9. Jajajaja el cuento de mí abuelo llegando a la casa sin ustedes, jajaja ya me imagino la cantaleta 🤣

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